lunes, 27 de septiembre de 2010

Merluza en salsa blanca de sidra.


A pesar de que existen numerosas opiniones y teorías al respecto, la mayoría de los historiadores coinciden en que la sidra se originó en los años anteriores a Cristo. Parece ser que a las civilizaciones de Egipto y Bizancio y, más tarde a las griegas, les gustaba beber sidra. Los romanos preferían el vino, pero en las tierras que conquistaron se percataron que la tradición que en ellas había de elaborar sidra. Ellos, sin embargo, empleaban la sidra con fines curativos. Otros investigadores creen que el origen de la sidra está en una bebida que los Celtas extraían de las manzanas. Según ellos, fué dicha civilización quien dió a conocer esta bebida por toda Europa, sin embargo, fueron los árabes quienes, mediante avanzados sistemas agrarios, extendieron las clases de manzanas y las técnicas para su producción por todo el continente.
En Asturias, donde se produce en su mayoría esta bebida espumosa, la sidra hay que beberla en los "chigres", que son tabernas donde ésta se despacha. El sidrero deja caer desde muy alto un chorro de sidra en el vaso. Se bebe apurando la mitad de su contenido y el resto se lanza al suelo, con un movimiento de rotación que se imprime al vaso para limpiar los bordes. El vaso queda así limpio para volver a utilizarlo. O al menos, eso dicen.
Nosotras, en esta ocasión queremos presentarla como ingrediente de una receta de merluza, combinación perfecta que conferirá al pescado un aroma sutil y delicado que, combinado con otros elementos más potentes, otorgará al plato una nota sobresaliente que hará las delicias de los paladares más exigentes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario