En el mercado lo encontraremos sin complicaciones, producto de granjas, aunque recomendaríamos un conejo de campo, silvestre, porque éste nos daría un gran sabor debido a los vegetales únicos que consumen en el monte, su carne es más rojiza y aportan menos grasa porque son animales más ligeros. No obstante, esa circunstancia, pertenece a un pasado culinario en éste país, hoy eso es prácticamente imposible conseguir, ya que es un animal muy afectado por enfermedades introducidas por el hombre. Su escasez de hecho, en la escala trófica, pone en peligro de extinción a muchas especies que dependen de él como presa. Casi se plantea pues con éste plato, un sentimiento de conciencia, no ya por la perdida que se produce en nuestra gastronomía, sino en nuestro medio ambiente, observando como influimos en lo que nos rodea y sus duras consecuencias.
Cocinamos con ciruelas secas, el mejor antioxidante conocido e higos, secos incluso más nutritivos que frescos, para darle un toque dulce al guiso. Os encantará el toque exótico de la canela en ésta receta, es ligera y aceptará perfectamente una combinación salteado de arroz hervido, verduras a la plancha o revuelto, convirtiéndose en un fantástico plato principal.
Verás lo fácil que es...
