Vamos a endulzar éstas tardes cada día más largas con un delicioso postre, uno de los más comunes y quizá uno de los más antiguos que utilizan lácteos.
La primera vez que se menciona la tarta de queso, es el texto de cocina romana "On Agriculture" de Marcus Porcius Cato que registró su receta cocinada en horno de piedra, también tenemos constancia de la primera tarta de queso cremoso, elaborada en el New York de los años 20 por reposteros judíos. Con el tiempo éste postres se ha convertido en algo que cada cultura gastronómica ha hecho suyo, destacándolo de las demás dependiendo de las costumbres típicas del país.
Podemos encontrar pues, variaciones como en Alemania cuyo principal ingrediente es el requesón, en Francia usan a menudo el queso Neufchatel con un fuerte sabor que recuerda vagamente a setas, en Canadá se caracteriza por el jarabe de arce para añadirle más sabor al pastel, en Brasil le añaden mermelada de Guayaba, en Japón se basan en la emulsión de fécula de maíz y huevos para crear un textura más suave...variaciones que han modificado su contenido nutricional, por supuesto.
Nosotras usamos un receta ligera mezclando un queso de untar con el marcarpone para no excedernos en calorías sin perder la cremosidad y el gusto ligeramente ácido de éste último además de su aporte de vitamina B, cálcio, fósforo y potasio.
Aparte de todo lo que podamos contar, es la tarta por excelencia, más suave y delicada, ideal para agasajar a tus invitados tomando infusión, café o zumo. No te resistas, ;o..
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